La Constitución española de 1978 ha sido designada, entre otras denominaciones apropiadas, con una que ha tenido particular fortuna: “la Constitución de la concordia”. Es esta, en efecto, una fórmula que expresa con particular acierto su espíritu y su impulso más profundo. Porque la Constitución de 1978 no es sino la materialización jurídico-política del encuentro entre los españoles, que artísticamente inmortalizara Juan Genovés en su célebre lienzo “El abrazo”, considerado hoy con todo merecimiento como el icono mismo de la…